Aviones de papa peruana...
Actuaba en el teatro auditorio de Miraflores (Lima) cuando decía que no me iba del Perú por nada del mundo. Tenía un discurso preparado para cualquier discusión en torno al tema de la migración. Choclo, papa, yuca, camote, cancha, pisco, combi, arroz con papa en el mismo plato, inka kola (que ahora es de coca cola), barranco, el sargento pimienta, juanito’s bar. Y con una quina (50 centavos de nuevo sol) me voy a cualquier lado. Actuaba en tres obras a la vez, casi me desdoblaba para hacer, hacer, hacer, hacer. Acción, palabra, acción. Y un día dije: paro acá. Yo me bajo en el barrio de Palermo. Y así, mate, pizza, birra, empanadas a menos de un peso, ómnibus grandes y a toda hora, más de 100 obras teatrales en cartelera, recitales, patricio rey y sus redonditos de ricota. Yo me quedo. Y me quede. No contenta con eso volví actuar e hice lo que hace toda actriz con pasado. (Si, actué en pelotas). Entonces empezaron las desviaciones. Pintura, artesanía, maquillaje, otra carrera. De aquí