Café con leche


No hay taza que me haga feliz.
No encuentro. He buscado, en muchos lugares, en varios países, es más; hasta he vendido tazas en alguna feria de la vida.
Pero sigo sin encontrar la taza que necesito, que no sea tan pequeña como para sentir que necesito otra, ni tan grande, como para sentirme como me siento ahora. Llena, hastiada de café con leche; de café con leche fría, porque cuando la taza es muy grande, se enfría.
Como odio las cosas frías que se deben tomar calientes.
Odio el café frío, el café con leche frío, la sopa fría, el té frio. Tibio también lo odio.

Comentarios

Anónimo ha dicho que…
Cada taza tiene su razón de ser y su función. Una taza única no te hará feliz, sino todas a la vez. Como en la ropa, la "talla única" no le queda a nadie.
La grandota para el té de hierbas o la sopa (pero tomala rapidito para que no se te enfríe). La mediana para café con leche por la mañana, la chica para el cortado por la tarde y más más chiquitita no sirve para nada. Las de "diseño" como las cuadradas tampoco sirven para nada.

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