Noctambula, sonámbula...

Empiezo a dar vueltas por mi casa, cuarto, cocina, sala.
Sala. La miro, pero no la observo. Estoy parada con el pantalón desabrochado y la barriga inflamada, no sé para donde ir, no puedo seguir escribiendo, no puedo seguir leyendo, mis ojos no están mirando nada.
No tengo sueño, no tengo hambre, no tengo nada que hacer; porque no puedo hacer nada, camino a mi cuarto de nuevo, me echo en la cama y no me puedo dormir, vienen mis piernas de nuevo, no las siento.
Me levanto para que no se sigan adormeciendo, miro la hora, no la veo.
En mi escritorio, la copa de vino que no acabé. Esto es grave y eso me saca de mi estado “stand by” y me hace reflexionar: El alcohol me ha caído mal.
¿Será que he pasado muchos días sin beber y mi cuerpo no está acostumbrado?
¿Será que debería volver a beber más seguido? O ¿Será que no debo volver a beber nunca más?
Al menos no a solas, como me lo propuse hace unos días. Mi capacidad para reflexionar se ve mermada por un leve dolor de cabeza.
Mejor continuo escribiendo, hay cosas que entregar este fin de año.
Pero. ¿Me termino la copa de vino?...

Comentarios

Mario Herrera ha dicho que…
Chupa no más, carajo!!! Felicitaciones por mandarte a la blogósfera.
michellachale ha dicho que…
Y tú? ya muy desaparecido. Posteaaaaaaaaaa

Entradas populares de este blog

Un domingo.

Por ejemplo, un domingo.

Para qué escribir hoy día?