La hora de descansar
A las 9 de la noche empieza en noticiero de la televisión española en directo. Plato de pastas en mano, vino rojo para acompañar y por fin, escuchar frases compuestas en español. No es que no me guste el francés, pero a veces extraño mi idioma.
El ataque desproporcionado a la franja de Gaza ha dado 3 horas de “tregua” para recoger muertos y ese es el tiempo que la gente tiene para comprar alimentos, para de ahí volver a sus casas/refugios, esperando en cualquier momento explotar en mil pedazos; quizá cuando están por meterse un rico pan con mermelada a la boca.
Muchos pobladores tienen la esperanza de que el conflicto se va a detener, es mejor pensar así. Quién sabe quizá no les toque morir esta vez; sino perder una pierna, un brazo, parte del rostro, a un hijo o a un mejor amigo, pues según el amable Ehud Barak "no será fácil ni breve"...
Se me atragantan los fideos y mi corazón late más rápido. ¿Qué? ¿Porqué reaccionar de esa manera? ¿Qué demonios buscan? Si, si, este conflicto es complicado. No es momento de explicarlo, igual no hay mucho que explicar. Desde que el mundo es mundo las guerras y los conflictos… bla bla bla bla bla. Además, ¿sabes qué? No es momento para hablar de eso, ni para conmoverse, ni para hacer la del compasivo, menos para formar grupos por internet que pidan por un alto al fuego, tampoco es tiempo de pensar en nada que pueda ayudar a tanta gente porque…
¡Tan! ¡Tan! ¡Han llegado las rebajas de enero! Con el 30, 40, 50, 60, y hasta 70 % de descuento
Las puertas de los centros comerciales más grandes se abren de par en par y las personas que esperan pegadas a los vidrios entran en tropel empujándose unos a otros sin importarles nada, con sus sonrisas estúpidas, alzando los brazos no entiendo porque, gritando palabras tan sin sentido como que “las rebajas” puedan producirle tanta emoción a un ser humano.
Las cámaras de televisión entran al local y hacen preguntas a los clientes que sin capacidad de respuesta, muestran su contentura, se limitan a reír o decir obviedades; como – “la cri-sis, la crisis”- mientras parpadean nerviosamente y claro, sin dejar de sonreír.
¡Es un día feliz! ¿Qué más le podemos pedir a la vida en tiempo de crisis? Nada, las rebajas serán nuestra salvación.
Al fondo podemos ver como dos personas pelean por la misma prenda de vestir y yo no puedo evitar cuestionarme profundamente: ¿Quién la habrá visto primero? , ¿Qué haría yo en ese caso? ¿Se la dejo? No, por supuesto que no.
Pelearía hasta el final, pase lo que pase, no dejaría que una estúpida vieja que no tiene nada que hacer con el resto de su vida se lleve la prenda de ropa que yo vi primero; menos en estos momentos en que se corren los rumores de que Rusia pueden cortar el suministro de Gas en Suiza también sino se portan “buenitos”; necesitaré ropa gruesa y si es de rebaja me sentiré más audaz.
No es para alarmarse, los seres humanos siempre hemos sido más o menos la misma cosa, hoy hemos llegado a esto. ¿Mañana? No sé. El futuro no existe. Yo mejor apago la tele y me miro al espejo, a ver si encuentro algo de bueno.
El ataque desproporcionado a la franja de Gaza ha dado 3 horas de “tregua” para recoger muertos y ese es el tiempo que la gente tiene para comprar alimentos, para de ahí volver a sus casas/refugios, esperando en cualquier momento explotar en mil pedazos; quizá cuando están por meterse un rico pan con mermelada a la boca.
Muchos pobladores tienen la esperanza de que el conflicto se va a detener, es mejor pensar así. Quién sabe quizá no les toque morir esta vez; sino perder una pierna, un brazo, parte del rostro, a un hijo o a un mejor amigo, pues según el amable Ehud Barak "no será fácil ni breve"...
Se me atragantan los fideos y mi corazón late más rápido. ¿Qué? ¿Porqué reaccionar de esa manera? ¿Qué demonios buscan? Si, si, este conflicto es complicado. No es momento de explicarlo, igual no hay mucho que explicar. Desde que el mundo es mundo las guerras y los conflictos… bla bla bla bla bla. Además, ¿sabes qué? No es momento para hablar de eso, ni para conmoverse, ni para hacer la del compasivo, menos para formar grupos por internet que pidan por un alto al fuego, tampoco es tiempo de pensar en nada que pueda ayudar a tanta gente porque…
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Las puertas de los centros comerciales más grandes se abren de par en par y las personas que esperan pegadas a los vidrios entran en tropel empujándose unos a otros sin importarles nada, con sus sonrisas estúpidas, alzando los brazos no entiendo porque, gritando palabras tan sin sentido como que “las rebajas” puedan producirle tanta emoción a un ser humano.
Las cámaras de televisión entran al local y hacen preguntas a los clientes que sin capacidad de respuesta, muestran su contentura, se limitan a reír o decir obviedades; como – “la cri-sis, la crisis”- mientras parpadean nerviosamente y claro, sin dejar de sonreír.
¡Es un día feliz! ¿Qué más le podemos pedir a la vida en tiempo de crisis? Nada, las rebajas serán nuestra salvación.
Al fondo podemos ver como dos personas pelean por la misma prenda de vestir y yo no puedo evitar cuestionarme profundamente: ¿Quién la habrá visto primero? , ¿Qué haría yo en ese caso? ¿Se la dejo? No, por supuesto que no.
Pelearía hasta el final, pase lo que pase, no dejaría que una estúpida vieja que no tiene nada que hacer con el resto de su vida se lleve la prenda de ropa que yo vi primero; menos en estos momentos en que se corren los rumores de que Rusia pueden cortar el suministro de Gas en Suiza también sino se portan “buenitos”; necesitaré ropa gruesa y si es de rebaja me sentiré más audaz.
No es para alarmarse, los seres humanos siempre hemos sido más o menos la misma cosa, hoy hemos llegado a esto. ¿Mañana? No sé. El futuro no existe. Yo mejor apago la tele y me miro al espejo, a ver si encuentro algo de bueno.
Comentarios
Es verdad que muchos afirman que "vivir en la ignorancia, es vivir más feliz".. Pero ¿hasta qué punto podemos ignorar lo que pasa a nuestro alrededor?. Creo que ignorar no es la palabra, pero tener mala memoria sí.