Nada de libertad.

Nada de libertad, algo de libertad, poquita libertad, mucha libertad, la libertad completa. Pensándolo bien y más ¿Qué vendría a ser la libertad? Según la RAE (Real Academia Española) en su primera definición: Es la facultad que tiene el hombre de obrar de una manera u otra, y de no obrar, por lo que es responsable de sus actos.

¿En qué medida somos libres? ¿Será posible ser libres? ¿Qué definición tiene cada persona de “la libertad” o para ser más específicos de su libertad?
Cada uno puede ver la libertad desde su perspectiva y analizar si tiene o no libertad. Libertad para elegir que hacer, libertad para elegir qué no hacer. Pero, ¿Si no se está seguro de que se quiere hacer?

La libertad del individuo se ve matizada por todos los factores que nos rodean, las reglas y los sistemas establecidos nos hacen sentir que nuestra libertad está circunscrita por lo que otros eligieron antes que nosotros. Entonces, digo yo, dentro de lo que ya existe ¿podremos actuar con absoluta libertad? No. (Porque si es circunscrita no puede ser absoluta).

Según la segunda definición de la RAE. Libertad: Estado o condición de quien no es esclavo. Esto me lleva a pensar entonces que la libertad, como tantos otros términos, es un invento al que se aspira de manera engañosa. Si hacemos un concienzudo examen de nuestro diario vivir, veremos la mayoría que somos esclavos de decenas, si no centenas de patrones; unos impuestos por la sociedad y otros tantos impuestos por nosotros mismos.

Sartre decía: “Temblad ante el esclavo cuando rompe sus cadenas, no tembléis ante en hombre libre”

Somos presas de nuestro propio pensamiento, de nuestras palabras, de nuestra apariencia y de nuestras máscaras más absurdas (pues hay máscaras que no lo son), decimos que hacemos “lo que nos da la gana”, mintiéndonos una vez más y otra y otra.
Pero como decía José José: “uno no es lo que quiere, si no, lo que puede ser”.
Libertad para decir lo que se piensa ¿y si se vive en Cuba? Libertad para hacer nudismo ¿Y si se veranea en Asia (playas de Lima)? Esas son unas pocas cuestiones de las miles que nos podemos hacer en todo momento. Entonces parece que cada libertad tiene a su lado de la mano, su regla, su norma, su valor (cívico).

Por otro lado Nietzsche decía: “Ser independiente es cosa de una pequeña minoría, es el privilegio de los fuertes”

Lo más cercano a la libertad absoluta que he encontrado ha sido en soledad. Cuando estas contigo mismo y te sabes por dentro, te conoces algo, o te empiezas a conocer, puedes conversarte, mirar a donde quieras, decidir lo que te plazca, elegir lo que quieres ser, como quieres ser, decirte las cosas sin engañarte. La verdadera libertad está en la soledad (debe ser por eso que tanto la disfruto y la prefiero)

La libertad de elegir a nuestros gobernantes (en la mayoría de países) nos hace creer libres también, esa libertad en la que se confunde todo, en la que notamos que mientras menos sabe el pueblo menos libres somos, pero mientras más sabemos menos cosas nos quedan para elegir (Con contadas excepciones).

Si no, lean esta frase de Simón Bolívar: “Juro por el Dios de mis padres, juro por mi patria, juro por mi honor, que no daré tranquilidad a mi alma, ni descanso a mi brazo, hasta no ver rotas las cadenas que oprimen a mi pueblo, por la voluntad de los poderosos” (aja! Entonces ¿por la voluntad de quién quieres que esté atado tu pueblo?)

De tantas libertades, la libertad de expresión hoy por ejemplo es una discusión de nunca acabar, con esto de los blogueros (críticos, anónimos, fiscalizadores ) de la televisión y de los miles de periodistas que han aparecido últimamente, la libertad de expresión, nos lleva a decir cuánto se nos venga en gana, a la hora que sea y de quién sea.

No se si algo tendrá que ver, pero pega muy bien con la “libre expresión”. Miguel de Unamuno decía: “si sientes que algo te escarabajea dentro, pidiéndote libertad, abre el chorro y déjalo correr tal y como brote”