Tres cigarros, un hermoso texto cerrado y dos sorbos de vino.

... Sin embargo me encuentro en un estado inexplicable, al sentirme invadida por una conciencia que me hace ver diferente ante mis propios ojos. Ante mi propia yo. Que se mueve, que dice. Que le cuesta hablar con otros.
Trato, con todas mis fuerzas de poner los pies sobre la tierra y, sospecho que estoy en los caminos correctos, pero me falta agudeza para oír los nuevos mandatos de mi cuerpo, no estoy segura de cómo hacerlo. 
Las realidades se mezclan y tengo que tomar decisiones a tiempo apresurado. Todo el día no hago más que tomar decisiones y mirarme a través de ellas sin sentir que me pierdo en los tiempos de mi propia existencia, es una tarea tan delicada como intensa.

 Mientras tanto...mis comportamientos auto destructivos, impulsivos, instintivos, voraces y cínicos, ríen de mí y conmigo. Y del mismo lugar de donde ellos provienen aparecen mis visiones más certeras del sentido de la vida.

Encuentro la verdad en los lugares más oscuros, más sordos. Lugares ciegos que no pueden hablar, que nunca han hablado.

Qué pretendo? Qué deseo y para qué?
Me he dejado engañar una vez más con el cuento del destino?
Por qué mi auto engaño sistemático de creer que tengo el control de algo? 
Por qué tendría yo que tener compasión por algo? Por alguien?
Por que mi humanidad me ha llevado hasta aquí?

No podría quedarme aquí.
Prefiero continuar inventando vidas que me están regalando.
No sé para que lo hacen, no sé que pretenden los otros, intento entenderlos, viajo a ese lugar todo el tiempo, pero no logro ver a alguien que pueda acompañarme en esto.

No pesa, no pesa nada.
La confusión no tiene materia, llega.
Se queda. Se queda todo el tiempo que puede.Entonces en un rato aparece su enemiga. Y va, va con toda la confianza y la fuerza que acumuló mirando de lejos, solo mirando. 


Tres cigarros, un texto hermoso cerrado y dos sorbos de vino.

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